Actualmente, muchos consultantes se preguntan: ¿existe alguna diferencia entre una terapia psicológica tradicional en un consultorio y la consulta por medio de chat y video en vivo?
La tecnología y la comunicación
Hace ya algunos años que sabemos de las bondades y beneficios de “ser parte” de lo tecnológico. La tecnología cobró un protagonismo importante en los vínculos, configurando nuevas formas. A veces, en desmedro de otros lazos establecidos. Los dispositivos de las tecno-ciencias sostienen la creencia de que “todo es posible”. Pero lo cierto es que si todo es posible, nada es real. Aquello tan prometedor, lo virtual, no puede articularse completamente con la vida. Estar en todos lados, es no estar en ninguno.
¿Es posible un encuentro terapéutico virtual?
Los que no son psicoanalistas promueven la práctica desde un cierto progresismo tecnológico. En una posición diferente estamos los analistas.
Desde el psicoanálisis, nuestra clínica tiene la ética del caso por caso. No tratamos el sufrimiento humano de igual forma en todas las personas, cada paciente es escuchado desde su problemática singular, que se expresa en el lenguaje desde sus propias palabras. Nuestra terapia está pensada desde el habla, trata de habilitar un lugar para palabras. La intervención del lenguaje establece un orden en todo el campo humano. ¿Cuál sería el impedimento que tendría el tratamiento a través del filtro tecnológico de Skype?
Por un lado, con niños y trastornos mentales graves no lo creo posible. Un análisis de comienzo a fin, tampoco. Sin embargo, en determinadas circunstancias de la terapia, cuando se imposibilita el encuentro personal, puede resultar como una herramienta útil.
La importancia de la presencia física
¿Qué lugar ocupa lo físico -el rubor en la piel, un suspiro o unos ojos lagrimosos, la postura corporal- en eso que el paciente dice o deja de decir? Freud, el padre del psicoanálisis, nos explica que el paciente en análisis, a la hora de recordar aquello tan doloroso de su historia, lo más importante, no lo dice, sino que lo actúa. Hay algo que deviene teatral en el sujeto y que está cifrado en la conducta. Esto, según Jaques Lacan, ayuda al analista en la reconstrucción de lo narrado. Una buena comparación para ilustrar esta idea sería pensar que no es lo mismo la televisión en el sofá que llevar el cuerpo al teatro. Cuando en sesión tocamos algo del orden de la verdad, el cuerpo siempre acusa recibo.
Hace treinta años el cantante de Sumo, Luca Prodan, quería saber quién era Jacques Lacan. Tom Lupo, periodista, le explicó con foco aquello más inconmovible del planteo de Lacan: entre seres humanos no hay encuentro perfecto, no hay instinto. Todo es siempre con la torpeza del lenguaje a diferencia de la naturaleza. Lo que Tom Lupo quería explicarle a Luca Prodan sobre Lacan es que por más que la tecnología avance, el hombre, en el encuentro sexual es siempre el mismo, no cambia, y, para dibujárselo en el aire, parafraseó “Años” de Pablo Milanés “el tiempo pasa nos vamos poniendo tecnos”. Luca quedó encantado y grabó la canción con esa no menor variación en la letra: “…a todo dices que sí, a nada digo que no, para poder construir la tremenda armonía que pone tecnos y tecnos los corazones”.
Autor: Sebastián Terclavers
Psicólogo (UBA) y Psicoanalista. Cursó el “Posgrado en Psicoanálisis con Práctica en Clínica de Adultos” en la Institución Fernando Ulloa. Realizó el seminario “Una practica lacaniana con la psicosis: lo diferencial del psicoanálisis. Síntoma. Diagnostico. Intervenciones” (UBA). En la actualidad es Coordinador Institucional del “Posgrado en Psicoanálisis con Práctica Clínica en Niños y Adolescentes” en la Institución Fernando Ulloa. Se desempeña en el campo de la integración escolar de púberes y adolescentes. Presta atención psicológica en forma privada a adolescentes y adultos. Contacto: sebasterclacori@gmail.com