La depresión es uno de los principales malestares que padecemos en esta época. Vivimos en un mundo altamente conflictivo en donde tenemos exigencias múltiples y prisa por llegar. No se sabe bien a dónde, pero tiene que ser de la forma más rápida posible. La competencia entre uno y otros es atroz, la familia como institución está atravesando una importante crisis de valores y el lazo social está mediado por la tecnología, en donde también rige lo inmediato.
¿Cómo se expresa la depresión?
La depresión puede ser definida como la sensación que tiene un sujeto de que su existencia no tiene sentido. Se expresa con falta de ánimo, ausencia de incentivo, aguda tristeza, falta de apetito. A su vez, todos estos síntomas pueden combinarse con un estado de profunda ansiedad.
¿Cuál puede ser la causa de la depresión? El psicoanálisis plantea que el sentimiento de “la falta” es propio de la existencia humana, algo que continuamente será imposible de colmar. Siempre sentiremos que algo nos falta.
“No lo taponemos”, “no lo obturemos” porque ese sentimiento de que algo que nos falta se podrá convertir en el motor del deseo. La propuesta del psicoanálisis será siempre ayudar a que cada persona se encuentre con su deseo y que lo pueda desplegar (sabemos que no es fácil) en la vida. El deseo es lo que le da sentido a la vida.
En la depresión, la persona (aunque no lo sepa, no lo haga consiente) tiene encerrado su deseo, preso, imposibilitado de expresarse.
La depresión y la farmacología
La depresión se ha expandido tanto como las ofertas farmacológicas. Pareciera existir un nexo entre la época en que vivimos, capitalista y neoliberal, y la depresión. La oferta de psicofármacos está a la orden del día y promete principalmente erradicar rápido los síntomas sin que el sujeto hable. La pastilla suplanta a la palabra a modo de un tapón para la boca.
Nos estamos acostumbrando, cada vez más, a taponar la falta a través de objetos de consumo, medicamentos, tecnología, vínculos fugaces en donde predomina la imagen y no la palabra. Sin embargo, si toleráramos –con ayuda, si es necesaria- la falta, nos encontraríamos con nuestro deseo y la posibilidad de desarrollarlo en cada etapa de nuestras vidas. Así, tendríamos la vacuna más eficaz para la depresión..
Lacan decía que de lo único que se puede declarar culpable a un sujeto es de no asumir su propio deseo.
Autora: Zulma Verón
Lic. en Psicología y Psicoanalista, con 25 años de experiencia clínica. Docente y Supervisora del Posgrado de Adultos en la Institución Fernando Ulloa. Miembro de la Escuela Freudiana de Buenos Aires (EFBA) e integrante de PROSAM (Programas Para la Salud Mental – OSDE).Contacto: zulveron@yahoo.com.ar