¿Cómo llega un paciente a la consulta?
Cuando el paciente consulta, lo hace bajo fuego cruzado, plagado de resistencias, castigado por su Superyó, porque se atreve a traicionarlo, demandando cortar con el sufrimiento.
El Superyó es una instancia pulsional correspondiente al inconsciente no reprimido, que se satisface con el sufrimiento.
¡¡Clave Clínica!!
La causa del sufrimiento:
El sufrimiento psíquico es causado por una satisfacción pulsional -que el sujeto no siente como tal-, más allá del Principio del Placer, que produce una fijación libidinal que tiene su origen en tiempos tempranos y se repite sin cesar en la vida corriente.
¿Cómo se expresa esta fijación libidinal?
El sujeto se entrega de manera sacrificial -como objeto-, con la finalidad inconsciente de construir un Otro sin falta, sin castración (unión incestuosa). Abandona, así, su subjetividad deseante.
Esta posición de objeto de sacrificio se alimenta del Masoquismo primario estructural.
¿Cuáles son las consecuencias del sufrimiento psíquico?
El sujeto paga un precio muy caro por sostener a un Otro sin falta. La consecuencia de esta unión incestuosa está en la base de sus síntomas, inhibiciones, angustias, compulsiones, actings out, pasajes al acto.
· A nivel del deseo: El sufrimiento psíquico provoca un abandono de la posición subjetiva deseante y una permanente insatisfacción.
· A nivel del cuerpo: El sufrimiento psíquico provoca múltiples malestares, que en algunos sujetos pueden llegar a ser muy severos.
¡¡Importante!!
Freud nos enseña que, debido a que el paciente consulta con múltiples resistencias, castigado por su Superyó por buscar alivio, el analista debe privarse de interpretar “esa satisfacción masoquista que está en la fuente de su sufrimiento” sin armar primero el entramado transferencial amoroso (porque esto despertaría la ferocidad del Superyó que le ordena seguir sufriendo).
¿Cómo procedemos en la consulta, si no podemos interpretar -de entrada- la satisfacción que encubre el sufrimiento?
Para vencer la obediencia del sujeto a los mandatos crueles e insensatos del Superyó, que lo fuerza a sufrir y levanta las más altas resistencias, debemos primero construir -de manera insustituible- el vínculo transferencial en su vertiente positiva amorosa.
Freud nos recuerda: “Ningún argumento, señalamiento y/o interpretación, por más acertado que sea, entra por la vía del intelecto, sino sólo a través del amor”.
¿Cómo armar la transferencia positiva, base y motor del tratamiento?
· Brindaremos buen trato (de allí proviene la palabra “tratamiento”).
· Otorgaremos hospitalidad: alojaremos las palabras del paciente de manera amable, sin juzgar su discurso -regla de abstinencia-, reconociéndolo como único.
· Seremos sensibles al sufrimiento del sujeto, es decir, no procederemos de manera indolente.
· Promoveremos el diálogo, dando lugar a sus palabras, a sus creencias, a sus supuestos (lo contrario a la imagen del analista mudo e imperturbable).
· Interrogaremos acerca de: qué lo trajo al espacio, qué piensa de aquello que lo hace padecer, cómo y por qué llegó a esa conclusión.
· Lo invitaremos a asociar sus ideas de manera libre, sin censurar sus ocurrencias.
Le comunicaremos la importancia de haber consultado, de haber puesto la subjetividad de su lado para pedir ayuda por su sufrimiento.
¡¡Clave Clínica!!
Le transmitiremos al paciente que todo sufrimiento tiene salida.
Aunque le parezca difícil, por momentos imposible, salir de la encerrona del padecimiento, eso es posible y estamos-ahí para ayudarlo en lo que comenzará -ya desde la primera entrevista- a ser un proceso orientado a la cura.
Enseñanza de Fernando Ulloa: “Nunca existe un paciente con tal invalidez como para no inscribir su presencia como sujeto, aunque sea en una ínfima medida”.