El día martes 1/11 tuvo lugar la Conferencia titulada “Los tormentos del superyo: gravedad clínica” a cargo de la prestigiosa psicoanalista Stella Maris Rivadero.
La expositora abrió su disertación afirmando que el superyo es constitutivo de la estructura neurótica, y como tal, se presenta en la histeria, neurosis obsesiva y en la fobia.
Para conceptualizar la instancia superyoica, hizo mención del desarrollo que Sigmund Freud realizó en el texto “El yo y el ello” donde manifiesta que la procedencia del superyo debe situarse en los orígenes de la estructuración subjetiva, como producto de las identificaciones primordiales y también como heredero del Complejo de Edipo.
Para Lacan, señala Rivadero, el superyo queda homologado a un mandato de goce incumplible: “así como el padre debe ser, así como el padre no debe ser”.
Ambos autores ponen el énfasis en el carácter incestuoso de la instancia superyoica, el cual fundamenta su naturaleza cruel y tirana, con la que esclaviza al yo del neurótico.
Rivadero puntualizó que donde más arrecia su presencia es en donde los momentos el sujeto intenta hacer un cambio en su posición subjetiva, que implique anudar en su vida una posición deseante.
Para que lo recién mencionado ocurra, el sujeto deberá hacer caer, en este sentido deberá perder, una fijación de goce en relación al Otro primordial.
“En estos tiempos de pasaje, pérdida y duelo, el superyo hace su entrada acosando al sujeto, para intentar detener el viraje hacia la posición deseante”, afirma la expositora.
La disertante destacó como objetos privilegiados de la instancia superyoica a la mirada y a la voz. Ambos objetos son los que primariamente se hacen presentes en la constitución subjetiva, en tanto son los primeros objetos con los que el bebé se relaciona en el campo del Otro materno.
A partir de un material clínico, Rivadero recorrió los atolladeros de un paciente neurótico obsesivo, atrapado en los mandatos superyoicos que lo enlazaban a su madre, quien lo había cristalizado –algo muy frecuente en la neurosis obsesiva- en un ideal, que por su fijeza, no permitía ninguna variante que el sujeto marcara como propia.
Abolido su rasgo deseante, único y particular, el universo de este paciente quedó cristalizado en una flagante inhibición que recorría los diferentes aspectos de su vida.
El análisis permitió, con un alto nivel de resistencia por parte del analizante, recuperar las marcas del objeto de deseo del sujeto, quien pudo por fin, ponerlas a jugar en la escena del mundo.
¡¡Excelente exposición!! Nuestras más sinceras felicitaciones
Reseña por Miriam Mazover