El Asma es considerado un fenómeno psicosomático, es decir, una afección en donde el sistema pulmonar se encuentra aquejado, sin hallarse una causa orgánica específica. Las vías respiratorias de los pulmones se hinchan y se estrechan, produciendo dificultad -leve, moderada o severa- para respirar, con la manifestación de sibilancias, falta de aliento, opresión en el pecho y tos.
Se denomina Ataque de Asma cuando el Asma se manifiesta con episodios agudos, situación clínica que requiere de atención médica y, en la mayoría de los casos, un tratamiento broncodilatador.
El Asma es una de las enfermedades crónicas más comunes en la infancia.
¿Será casualidad que el Asma y los episodios de bronco-espasmos a repetición sean una de las enfermedades más comunes en la infancia?:
Sostenemos que no. ¿Por qué?
Si en el tiempo de la infancia el Otro de los primeros cuidados se presenta con una Demanda excesiva y compacta dirigida al niño o la niña -en pleno proceso de dependencia-, resultará muy difícil separarse y restarse del Otro primordial.
En esta posición por parte del Otro, de una Demanda excesiva, y los pocos recursos, aún, del niño o la niña para denegar esta Demanda, se produce un pegoteo que obstaculiza el espacio entre dos. Un déficit de distancia psíquica que aluda a la castración.
¿Por qué se considera el Asma como un Fenómeno Psicosomático?
La experiencia clínica con pacientes (infantes, adultos y adolescentes) que sufren de Asma, demuestra -en términos generales- una falla en la separación del Otro Primordial.
Como consecuencia de suspenderse la interrogación sobre la Demanda del Otro, lo que sobreviene es el sometimiento a ella.
El sujeto se “ahoga” en la Demanda. De forma literal, no hay posibilidad de metáfora, lo hace con su órgano (el sistema respiratorio).
El Asma o los espasmos bronquiales a repetición son cuadros clínicos que surgen, entonces, como una respuesta automática, reactiva, de una parte de nuestro organismo (el sistema respiratorio).
Una respuesta reactiva en su doble acepción del término:
a. Como reacción que provoca que el sujeto “no pueda sacar el aire que tiene adentro”.
b. Como testimonio de una pregunta a formular y contestar.
¿Cuál es, desde su función, el principal don que el analista puede ofertar?
Actuar como terceridad, en aquello que Fernando Ulloa denominaba “encerrona trágica”.
· El analista promueve el hablar de aquello que al sujeto le ocurre, a la vez que él mismo habla. El hablar ejerce una función simbólica de separación. Y con la presencia se ofrecerá una función real de corte.
La contradicción que causa la encerrona trágica en el Fenómeno Psicosomático del Asma:
En la experiencia clínica, lo que se constata es que el sujeto que padece Asma hay un cifrado que se podría nombrar de esta forma: “si te alejas me angustió y, si estás cerca, me ahogo”.*
El desafío clínico será sostener una posición ética que se propone no retroceder ni ceder frente a la encerrona, mediante la donación de intervenciones clínicas cuidadosas que le señalen al sujeto la necesidad de un debido corte (operación de separación).
*Cita de Lic. Juan Pablo Capdevielle.