En la actualidad, se llevan a cabo muchos proyectos de integraciones escolares de niños en escuelas comunes. Pero resulta difícil, en algunas ocasiones, que se lleven a cabo como se desean o planifican. Una de las causas principales es la falta de información o el desconocimiento, por parte de las instituciones escolares y padres, del rol que debe ocupar el Maestro Integrador, Maestro de Apoyo o Acompañante Terapéutico, dentro de la escuela. Más allá de las diferencias, esta persona será la encargada de brindar apoyo y acompañamiento al niño dentro de la escuela.
¿Qué es la integración escolar?
Integrar implica unirse para formar parte de un todo. Desde el punto de vista escolar, se piensa a la integración como una estrategia educativa en la que un sujeto con discapacidad participa de una experiencia de aprendizaje, incorporándose en el ámbito de una escuela común. Esta misma se diferencia de la «especial», que surge como respuesta pedagógica ante la imposibilidad de la institución para responder a las necesidades de ciertos alumnos con discapacidad.
La integración escolar implica la posibilidad de inserción educativa de los niños/as con discapacidad o restricciones cognitivas, conductuales, sensoriales o motoras en la escuela común. Es la incorporación en un sistema educativo que se mantendrá inalterado. También se habla actualmente de educación «inclusiva»: una reestructuración de las escuelas, con el objetivo de alojar las necesidades de todos los alumnos. La inclusión implica que todos los niños aprendan juntos, independientemente de sus condiciones personales, sociales o culturales. Se trata de lograr una escuela que modifique su estructura, funcionamiento y propuesta pedagógica para dar respuesta a las necesidades educativas de todos los niños, incluidos aquellos con discapacidad.
Mientras que en la integración escolar el énfasis está en la adaptación de la enseñanza en función de las necesidades específicas de los niños integrados, en la educación inclusiva el centro de atención es la transformación de la organización y respuesta educativa de la escuela para que acoja a todos los niños y tengan éxito en su aprendizaje.
El rol del Maestro Integrador o de Apoyo
¿Debe ocupar el lugar del docente del niño integrado?, ¿tiene que estar sentado junto a él?, ¿es el encargado del niño?, ¿tiene que lograr que se porte bien o que aprenda?
La escuela suele tener la fantasía de que la mera presencia del maestro integrador hará desaparecer las conductas problemáticas del niño o logrará que aprenda y/o avance en los contenidos. También, se tiende a depositar en él todas las responsabilidades referentes al niño, como si tuviera que solucionar personalmente todas las problemáticas que tiene. Se le quita importancia al trabajo en conjunto con el docente del curso. Así, el maestro integrador termina con una presencia física constante frente al niño, lo que resulta una forma de exclusión, cuando el objetivo debería ser su integración.
No se trata de que el maestro integrador sea la «sombra» del niño. Sino que se debe pensar como un apoyo que favorezca su integración, ya sea en cuestiones de aprendizaje como en las relaciones sociales. Es una persona dedicada al acompañamiento de un niño con discapacidad dentro de una escuela común.
Construir un vínculo
El rol del maestro/a integrador/a se irá construyendo con el tiempo a medida que se genere un vínculo con el niño, el docente y la escuela. En un primer momento es necesario que se priorice la relación entre el niño y su maestro. Ésta deberá construirse teniendo en cuenta la subjetividad del niño, escuchando y atendiendo su singularidad. A su vez, encontrando cuáles son los obstáculos particulares que dificultan que pueda acceder al conocimiento y aquellos inconvenientes que se le presenten para poder sostener el encuadre escolar.
Trabajo interdisciplinario
La integración escolar requiere de un trabajo interdisciplinario en el que se interrelacionan la Educación y la Salud. Intervienen, por un lado, el docente titular y docentes que trabajen en áreas especiales con el niño, la dirección del colegio y equipos del establecimientos como gabinetes o equipos de orientación escolar. Por otro, junto con el maestro integrador se encuentran, en el mejor de los casos, los profesionales de las diferentes terapias que realice el niño y en ocasiones quienes coordinan las integraciones. Este trabajo interdisciplinario requiere, por sobre todas las cosas, de la comunicación entre las partes para pensar y establecer en conjunto pautas y estrategias de intervención con el niño.
No hay un modelo o receta a seguir que guíe o señale cuáles son los pasos para una integración escolar. Las modalidades o estrategias de intervención dependerán de cada caso en particular. Se deberá armar un dispositivo singular teniendo en cuenta las características de cada niño, su diagnóstico y las dificultades que presenta, que son el motor para el requerimiento de una integración.
Autora: Mariel González
Lic. en Psicología UBA. Cursó el Posgrado de Niños y Adolescentes de la Institución Fernando Ulloa. Actualmente se desempeña en la Coordinación de Proyectos de Integración Escolar en ETEI (Equipo Terapéutico Interdisciplinario Especializado en Integración Escolar) y como Orientadora en sala en Centro de día para jóvenes con discapacidad intelectual. También brinda atención clínica a niños y adolescentes en el ámbito privado. Contacto: licmarielgonzalez@gmail.com