El día martes 11/7 tuvo lugar la Conferencia titulada “Desamor y angustia: la clínica en nuestro tiempo” a cargo de la destacada psicoanalista Stella Maris Rivadero. La disertante se explayó tanto en el plano teórico como en el clínico, sobre conceptos que aluden a la estructuración del aparato psíquico y a la relación que existe entre el sujeto y las marcas de la época en que le toca vivir.
Centró su exposición refiriéndose a aquellos pacientes que más que estar representados por formaciones del inconsciente (sueños, actos fallidos, chistes) se hacen ver en la escena del análisis a través de actings-out y/o pasajes al acto.
“Cuando la palabra no es lo que distingue al sujeto se complica, y mucho, el armado de la transferencia” afirma Rivadero.
En muchas ocasiones, estos pacientes sufrieron en tiempos instituyentes de desamor por parte del Otro primordial. “El amor del Otro primordial funda la posibilidad de amar y ser amado” nos dice la expositora.
Si esto es así, entenderemos porque son tantas las dificultades del analista para armar la trama transferencial, indispensable en la cura.
El analista deberá apostar en los casos mencionados a promover el amor de transferencia. Para que esto suceda, tendrá intervenir desde los tres registros (real, simbólico e imaginario), con la finalidad de suscitar operatorias en la cura que le permitan al paciente amar, condición necesaria para que él pueda ser amado. El analista ofrecerá su escucha, pero fundamentalmente su presencia todas las veces que sea necesario, incluso por fuera de la sesión analítica: llamarlo telefónicamente, cambiarle el horario (si así lo solicita), extender la sesión, son sólo algunos de los ejemplos que podemos mencionar en tal sentido.
Será importante en estos casos, también dosificar la angustia del paciente, promover que se interrogue sobre lo que le pasa, y a consecuencia de esto se favorecerá que deje de actuar permanentemente en la escena del mundo y en la de su análisis.
Son pacientes a los que hay que ayudar a construir el fantasma, el cual posee en su centro una pregunta fundamental: ¿qué quiere el Otro de mí?
Pero estos pacientes desabonados de amor no tienen la huella de lo que le significaron al Otro, porque este últimos no da a ver ni a entender su falta.
Estos consultantes tienen serias dificultades para historizar, y por este motivo viven en el registro de lo “actual”. En este sentido, la época no ayuda. Al contrario, propone más las acciones que el pensamiento, la ejecución rápida y el consumo de los objetos sin restricciones.
El analista actuará entonces, por lo menos en dos frentes: el subjetivo del paciente, y las particularidades de la época. Apostando a que el paciente pueda situar, psíquicamente hablando, un tiempo de ver, otro de comprender y por último el de actuar.
Si estos tiempos no están logrados, los pacientes como anteriormente mencionamos, viven de acting en acting, en un continuo presente.
Excelente exposición teórica y clínica ¡¡¡Felicitaciones!!!