El día 6/9 tuvo lugar la Conferencia titulada “¿Que-hacer con la gravedad?: teoría y clínica”, a cargo del prestigioso psicoanalista Víctor Iunger.
Con destacada claridad expositiva y profundidad clínica, el disertante recorrió la temática antedicha desde dos vertientes: en la primera, dilucidando el concepto de gravedad en psicoanálisis; en la segunda, se detuvo sobre el quehacer del psicoanalista cuando este se encuentra enfrentado en su clínica con la gravedad. La gravedad puede referirse a la estructura psíquica de un sujeto, como en el caso de la psicosis, o a determinadas situaciones que pueden acontecer en la vida de cualquier persona.
“El psicoanálisis se creó para asistir al sujeto que sufre”, afirma Iunger. Lo que ocurre, aclara el disertante, es que en muchas ocasiones este sufrimiento es muy intenso, por este motivo es en sí mismo traumático, tanto que sujeto no lo puede tramitar.
Por lo recién mencionado, el sujeto se haya inhabilitado, sumamente restringido en su vida, y en ocasiones su misma presencia resulta difícil para él y para ensamblarse al entorno. Los aspectos y situaciones referidas nos permiten describir la gravedad. Fobias gravísimas, histerias y neurosis obsesivas graves, determinadas presentaciones del acting out o pasaje al acto, dificultades en la colocación del narcisismo, entre otras.
En un recorrido destacable y minucioso, Iunger hizo referencia durante la exposición al pasaje que Freud realizara entre la 1era y 2da tópica. Ubicó –el disertante- el papel preponderante que toma cada vez más en la obra freudiana el campo pulsional.
Pulsión ubicada en tres campos: del ello, del yo y del Superyo. “El concepto de pulsión le da un soporte teórico fundamental al concepto de gravedad”, nos dice Iunger. Y agrega, “el factor cuantitativo es central para entender la gravedad en psicoanálisis”.
“Cuando la instancia yoica del sujeto, que también está atravesada por la pulsión, no puede balancear el quantum de energía pulsional proveniente del mundo exterior, del ello o del Superyo, produce un desbalance subjetivo que deviene traumático.” La gravedad se hace presente y el sufrimiento se hace extremo.
“¿Qué puede hacer un analista con estas gravedades?“ – plantea el disertante. El mayor énfasis en relación a esta pregunta lo colocó en la escucha: “hay que escuchar al paciente, siempre. Intentar mediante preguntas que el sujeto nos cuente, nos relate lo que le ocurrió, despejar lo que aparece como enmarañado e introducir el factor tiempo”.
La escucha permitirá, no siempre pero es el intento, que el analista pueda decir algo pertinente, que toque al sujeto en tanto a él lo han escuchado. Esta operatoria favorecerá el despuente de algún punto transferencial.
Este conjunto de intervenciones permiten maniobrar y aminorar la gravedad, sea que el analista practique el psicoanálisis en un consultorio o en una sala de guardia, explicó Iunger.
Fina, precisa, excelente exposición. ¡¡Felicitaciones!!
Reseña por Miriam Mazover