El día martes 18/10 tuvo lugar la Conferencia titulada “La angustia en la pubertad. Presentaciones clínicas” a cargo del prestigioso psicoanalista Pablo Kovalovsky.
Con un estilo ameno y coloquial, el disertante planteó que la pubertad es, más que una etapa, un estadío y como tal, ocurren operaciones. Destacó en principio aquello que Freud postuló en el texto “Metamorfosis de la pubertad”. Allí el autor señala que el tiempo puberal es un túnel que une la corriente tierna de la sexualidad con con la nueva corriente que es la sensual, aquella que implica la evacuación de los productos genésicos.
Este nuevo tiempo adviene a consecuencia de la pérdida del cuerpo y la imagen infantil.
Pérdida, duelo y muerte convergen en el drama puberal.
“El púber sufre un extrañamiento de sí mismo, en la confrontación con el espejo siente que es él y no es él, sumergido en una escena que no es propia. Este hecho motiva que en tantas ocasiones se aísle y/o tenga reacciones ligadas al acting out. Son muchas las oportunidades en las que se puede ubicar el comienzo, en este tiempo de la pubertad, de las adicciones”, afirmó Kovalovsky.
El expositor señaló que el púber es muy proclive a transitar un estado que podría denominarse hipnótico, en dónde lo discursivo no llega a convocarlo. Por este motivo, el analista se ve compelido, en la escena transferencial, a “prestarle un cuerpo”, más allá de la trama significante que se ponga en juego.
Kovalovsky diferenció el tiempo puberal del adolescente. En el primero, la primacía se ubica en las transformaciones del cuerpo, en el extrañamiento y la turbación que le son propios. En la adolescencia, en cambio, la imagen logra una pacificación, que da lugar al pasaje de lo solitario puberal al grupo de pertenencia, que introduce el complejo del semejante.
¡¡Felicitaciones!!
Reseña por Miriam Mazover