Entre fines de semana y jornadas no laborales suman 119 días. El país acaba de aprobar el asueto en honor a Güemes y es el segundo del mundo con más feriados
Publicado en diario Clarín – Opinión de: Mirta Petrollini
Periodísta: Alfredo Dillon
En 2016 los argentinos descansarían 1 día por cada 2 de trabajo, algo que tanto el sector comercial como el educativo ven con malos ojos, según manifestaron ayer. La cuenta es así: por ser año bisiesto, 2016 tiene 366 días. De esta cantidad, 105 son sábados y domingos. Otras 14 jornadas suman entre feriados inamovibles, trasladables y “puentees turísticos” que caen en días de semana. Así entre fines de semana y feriados este año habrá 119 días de descanso. Quedan, entonces, 247 jornadas de trabajo(o, para los más chicos, de escuela), lo que equivale a decir que los argentinos descansarán 23 horas por cada 48 de trabajo.
Estas cifras incluyen el recién creado feriado del 17 de junio, ya que se confirmó que la Ley que lo creó –aprobada el miércoles en el Senado de la Nación- será promulgada por el Poder Ejecutivo a tiempo para que se cumpla este año. Durante la campaña electoral, Mauricio Macri había dicho que su intención era reducir la cantidad de feriados en caso de ser presidente. Sin embargo, decidió avalar la nueva fecha en homenaje al general Martin de Güemes.
Con el del 17 de junio, el calendario tendrá 18 días no laborales (cuatro de ellos este año caen en fin de semana), lo que convierte a la Argentina en uno de los países del mundo con más feriados, muy cerca de Colombia (19 días) y seguido de Líbano, Corea y Tailandia, con 16. En el otro extremo están México (7) y Gran Bretaña (8).
Tantos feriados le parecen contraproducentes a la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), que le solicitó ayer al presidente Macri que evalúe promulgar el feriado del 17 “con posterioridad a esa fecha” para “no perjudicar” la venta de comercios minoristas por el Día del Padre.
“Si el viernes 17 finalmente resulta feriado, coincidirá con el del 20 de junio, que es lunes y estimulará el éxodo de muchas familias hacia lugares de veraneo del país y, principalmente, hacia ciudades del exterior, perjudicando aún más a las deterioradas ventas del comercio minorista, que como todos los años, el domingo 19 de junio se prepara para recibir el Día del Padre”, argumentó la CAME en su carta a Macri.
Y agregó que “los pequeños y medianos comercios esperan ansiosos esta fecha, una de las más importantes en ventas después de Navidad y el Día de la madre”, y consideró que un nuevo feriado “constituirá un exceso”, repercutiría “sobre la actividad económica y costos laborales en un momento muy difícil para la economía de nuestro país”.
Desde el Centro Comercial de Santa Fe consideraron “improbable” que el sector cierre sus puetras durante cuatro días seguidos por el nuevo feriado. El titular de la entidad, Norberto Raselli, consideró que “tanto el comercio como la economía en general del país está en un momento difícil”, por lo que estar “cuatro días sin trabajar es una imposibilidad” para el sector, más aún en el Día del Padre, “que es uno de los días de mayores ventas”.
La multiplicación de feriados también es cuestionada por motivos pedagógicos. Para la especialista en educación Carina Cabo, “si bien la cantidad de clases no implica más calidad, tener menos días de clase sí afecta la calidad educativa”. La ley exige un mínimo de 180 días de clase, una meta que la mayoría de las provincias no cumplen. Para Cabo, “no es posible enseñar ‘salteado’. Todos necesitamos ciertas rutinas y comenzamos a aprenderlas en la escuela”.
“Las interrupciones del ciclo escolar complican el aprendizaje y exigen más esfuerzo de parte del chico y del docente”, asegura Mirta Petrollini, psicóloga y docente de la Institución Fernando Ulloa. Petrollini defiende el valor del descanso pero subraya que la aparición de feriados imprevistos “exige una adaptación rápida de las familias y de las escuelas, que se ven obligadas a reprogramar actividades, y eso es un factor de estrés”. Para la especialista, lo ideal es “tener un calendario escolar programado, con plazos de descanso más extendidos pero pautados desde principio de año”. De esa manera, se evitarían las interrupciones que minan el aprendizaje y la incorporación de rutinas en los chicos.