El martes 4/4 tuvo lugar la conferencia de apertura del Ciclo de Conferencias 2017 titulada “Clínica de la angustia: su lógica” a cargo del prestigioso psicoanalista Isidoro Vegh.
Con excelencia teórica y excelsa claridad en la transmisión Vegh recorrió la temática con una explicita intención: situar que en psicoanálisis es importante hacer eje en la lógica que subyace a un concepto, para lograr tener más libertad al momento en el cual el analista dirige la cura.
Con respecto a la angustia recorrió el desarrollo de los dos tiempos en donde Freud la despliega: al comienzo de la obra sostenía, basándose en las neurosis actuales, que la represión (de las pulsiones sexuales) causaba la angustia. En un segundo tiempo situaba en el texto “Inhibición, síntoma y angustia” la noción de “angustia señal”, que será la que surja por la aproximación (fantasía inconsciente) de la sexualidad. A consecuencia de esto sobrevendrá la represión, y a partir de ella, el síntoma.
Lo loable del maestro Freud es situar a la angustia como un tema central de la neurosis.
Así también lo considerará J. Lacan quien le dedicará un año de su Seminario a la temática. Afirmará que la angustia es un afecto, y no un significante.
En tanto afecto tiene consecuencias en lo real (por ejemplo en el cuerpo). Para la práctica clínica lo recién mencionado es clave: la angustia no engaña. Cuando un paciente está angustiado, estamos frente a un enigma cierto que deberá ser interrogado en la cura.
Vegh hizo referencia al abordaje que J. Lacan formulara en el Seminario de la Angustia. Allí desarrolla los tiempos de la estructuración subjetiva: un tiempo mítico en donde el niño ocupa el lugar del falo imaginario para la madre y un tiempo –operación de la metáfora paterna mediante- en que el niño acepta dejar de ocupar este lugar (pérdida en ser) que le posibilitará despuntar como sujeto del deseo.
“El ser humano no soporta la falta en ser” afirma Isidoro Vegh.
El expositor formula que configurada la neurosis, lo que en general ocurre es un retroceso en donde el neurótico se vuelve a situar como objeto que cubre la castración del Otro. En ese momento es cuando surge la angustia señal, una advertencia subjetiva del encierro antedicho.
“La angustia señala el punto donde la libertad se anuncia pero nada la asegura”, afirma Vegh. Por este motivo, J. Lacan ubica la angustia como una oportunidad de liberación subjetiva en donde resulta muy importante que el analista no retroceda, sino por el contrario, ayude al sujeto a transitarla. Apostando a que pueda cruzar el umbral de la angustia hacia la potestad de su deseo.
Excelencia expositiva y destacada didáctica. ¡¡Felicitaciones!!