Publicado en: La Nación – Opinión de: Mariana Davidovich
Potenciar el perfil paternal u ocultar esa faceta son las opciones que dividen aguas entre quienes buscan (re)encontrar el amor en las apps de citas.
«De vacaciones, en la fiesta de 15 de la hija… Es bastante común toparse en Tinder con fotos de hombres con sus hijos. Lejos de resultarme enternecedor, me molesta mucho que los expongan de esa manera en una red pública, así como también me parece pésimo que usen las fotos de sus hijos para anotarse puntos en una red social donde están ‘de levante'», dice Soledad, de 41 años, habitué de Tinder, que agrega: «Sí creo que está bien que aclaren en la descripción de su perfil si tienen chicos, y de qué edades, porque puede ser determinante al momento de darle like o no a alguien».
Cómo interactuar en las redes sociales -en las masivas, como Facebook o Instagram, pero también en las de citas, como Tinder, Happn o Match- tras un divorcio o una separación con hijos de por medio es una pregunta cuya respuesta divide aguas. En un extremo están aquellos y aquellas que dan de baja sus perfiles familiares para abrir uno nuevo, de soltero/a, que refleje el cambio de vida que se proponen; en el otro, quienes deciden mantener una continuidad en los canales virtuales en los que interactúan, incluso en algunos casos tratando de sacar algo de partido (como muestra el comentario de Soledad) de esa imagen de buen padre o buena madre que proyectan las fotos familiares.
Entre uno y otro polo, como siempre, hay un abanico de opciones. «Cuando me separé no aclaré que ahora estaba soltera, porque en mi perfil de Facebook trato de no poner datos personales; sí lo que hice fue bloquear a mi expareja para no tener que enterarme de si formaba o no una nueva relación, y para que él no sepa qué hago yo de mi vida», cuenta Daniela, de 39 años. Pero aun sin aclaración explícita de su nueva «situación sentimental», de un día para otro comenzó a recibir numerosos mensajes de conocidos y amigos varones: «Cuando te separás te empiezan a caer los ‘hola, ¿cómo andás?’ a cualquier hora. Al principio me enojaba, porque me estaba costando el cambio de vida, pero después entendí que con contestar a los tres días era suficiente para bajar esa intensidad», agrega Daniela, que cuenta que recién ahora ha comenzado a darse el lugar para subir a sus redes fotos con su hija y fotos más personales: «Antes mi Facebook era muy impersonal, un poco para resguardarme, pero también veo que si uno sube más fotos propias tienen un poco más de repercusión».
Determinante, sí, pero no siempre en el sentido buscado, es el efecto de ilustrar el perfil de redes de citas con esa foto que muestra al usuario con sus críos. «A la hora de buscar pareja, los hijos suelen ser un factor determinante», advierte un informe de la app de citas Happn, que señala que explicitar en el perfil que se es padre juega en contra de los varones, pero no tanto de las mujeres: «En el caso de los hombres, el 96% de los perfiles más exitosos declara ser soltero sin hijos lo cual contrasta con el 24% de las mujeres que aclaran ser solteras sin hijos». La estadística contradice la creencia popular -expresada en múltiples series y películas- de que el hombre que se exhibe como «buen padre» incrementa sus chances a la hora del levante. Las redes sociales tienen sus propias reglas.
Con hijos o sin ellos, el pool de personas que retornan a la vida de soltero no para de crecer en la Argentina, sumándose a los que deciden perpetuar la soltería. «El número de divorcios cada 100 matrimonios registra en los últimos años un incremento sostenido que se explica por el descenso de la cantidad de matrimonios», consigna el último informe sobre divorcios elaborado en octubre de 2017 por la Dirección General del Estadística y Censos de la ciudad de Buenos Aires. Entre 1990 y 2016, el número de divorcios se redujo un 27% (reducción que se explica en parte por el boom de los años posteriores a la aprobación, en 1987, de la ley de divorcio vincular), mientras que el número de parejas que contrae matrimonio cayó un 47%. La reducción observada en la brecha que separa el número de uniones del de separaciones que tienen lugar cada año en esta ciudad hace que hoy por cada dos matrimonios que se producen en la ciudad de Buenos Aires haya un divorcio. Y eso sin contar las separaciones de hecho que no se formalizan, lo que reduciría todavía más la brecha.
El citado informe aporta dos datos que ayudan a describir con un poco más de precisión a la población que tras años de pareja vuelve al ruedo. Primero, el trabajo de la Dirección General de Estadísticas y Censos porteña muestra que dos de cada tres matrimonios duran al menos 9 años antes de su disolución formal. Segundo, que esta ocurre para ellos a la edad promedio de 47 años, y de 44 para ellas.
Solteros en las redes
«Muchas amigas me contaban que usaban Badoo, pero a mí no me interesaba porque esa aplicación tenía otra connotación, eran intereses momentáneos. Un día me salió un anuncio con corazoncitos en la pantalla de la compu, mientras leía el diario en Internet, que me decía «conozca a su pareja» y entré de curiosidad», cuenta María Elena Loewenthal, de 51 años, que hace dos años y medio formó pareja a través de la plataforma de citas Match.com.
Entonces, María Elena estaba divorciada en dos ocasiones, con tres hijos de sus matrimonios, y separada de una tercera relación que no había llegado a formalizar. El caso de María Elena ilustra quienes son los que representan la mayor proporción de personas que ingresa hoy a plataformas creadas para formar parejas. El estudio Solteros en Latinoamérica elaborado por Match.com, sobre encuestas realizadas a 4000 usuarios de esta app de citas, revela que «la mayor cantidad de solteros (42%) se encuentra entre personas de 50 a 59 años, seguidos por personas de entre 40 y 49 años (29%)». El 34,5% de los usuarios de Match.com son divorciados, de los cuales el 68% tiene al menos un hijo.
«Buscar una nueva pareja después de una separación o viudez después de los 40 o 50 años es cada vez más común, y de hecho estas son las personas que están más abiertas a encontrar el amor online», afirma Clarissa Assumpção, Directora de Marketing Match Group Brasil y Latinoamérica.
Las estadísticas de esta plataforma no difieren de las de otras del mismo rubro. «Este año en Happn hubo un 39% más de usuarios nuevos en la Argentina, y entre estos nuevos usuarios el rango de edad que más aumentó es el de los mayores de 45 años, que tuvo un incremento del 70%», comenta Claire Certain, directora de Tendencias de Happn, app de citas que -geolocalización de los smartphone mediante- permite a dos personas que se cruzan en el camino interactuar, ya que en tiempo real indica al usuario de Happn que otro usuario está cerca.
«La gente de más de 40 tiene menos tiempo para salir y conocer gente, y por eso las aplicaciones se popularizan entre los integrantes de ese grupo», agregó Certain. De esa situación da cuenta el caso de Jorge Tarraga, hoy de 56 años, que hace dos años y medio formó pareja con María Elena Loewenthal a través de una app de citas: «Yo me había separado hacía ya varios años de mi mujer, pero entonces no tenía forma de conocer a alguien porque me dedicaba a mi trabajo y a mis hijos, nada más. Yo ya estaba medio resignado, pero un día un amigo me dijo que entrara en la página. Y ahí me encontré con María Elena, a pesar de que ni siquiera sabía cómo hacer para subir mi foto de perfil de la computadora a la página».
Lejos del marketing que presenta a redes como Tinder como herramientas excluyentes del público millennial, ambos datos apuntan a señalar que es mayoritaria la proporción de buscadores de citas que no son nativos digitales, y que enfrentan la búsqueda de pareja o relación ocasional en un contexto muy distinto al que reinaba cuando formalizaron su anterior matrimonio, cuando las redes sociales eran incipientes o, al menos, no constituían un lugar de interacción con fines vinculares tan ubicuo como lo es en la actualidad.
De ahí que muchos traten de replicar en el mundo virtual conductas aplicables para el levante en el mundo real. «Salir con hijos, ya sea a hacer las compras como a comer, aumenta significativamente las chances de iniciar una charla con una mujer», asegura Ernesto Fader, de 42, separado y usuario de Tinder y Happn, que plantea: «¿Por qué eso mismo no va a funcionar en las redes?» Sabrina Leme, divorciada, de 44, es de la opinión contraria: «Me parece no solo de mal gusto poner fotos con hijos en redes de citas, sino que creo que también espanta a muchos (en especial a muchos varones). Pero tampoco creo que haya que ocultar que una tiene hijos o que estuvo casada. Ningún extremo es bueno».
«Con respecto a la exposición o no de los hijos en las redes sociales, muchas veces una ve que quienes tenían hijos dejan de subir a redes sociales fotos de tipo familiar, no para ocultar que se es padre o madre, sino porque lo que se quiere mostrar es que una mujer puede ser madre, pero que aquí lo que se busca es un lugar propio, no familiar», comenta la psicoanalista Mariana Davidovich, de la Institución Fernando Ulloa. «Incluso, a veces optan por hacer un Facebook aparte, en el que buscan reflejar el nuevo momento que están viviendo», agrega.
«Quizás en una red social como Facebook sigue mostrando fotos familiares, que incluyan a los hijos y en una como Instagram muestre fotos más solo/a a partir de la separación -señala por su parte el psicólogo especialista en vínculos Sebastián Girona-. No se trata exactamente de ocultarlos, sino en todo caso de minimizar la presencia de los hijos en la red social que elija esa persona para intentar reconstruir su vida amorosa».
Obsesivo compulsivo
Mostrándose como un padre/madre presente u ocultando cualquier rastro de la vida de familia que ha quedado atrás, no hay dudas de que retornan a la vida de solteros y se zambullen en las redes sociales con un ímpetu mayor al de su vida de pareja. «Lo veo como algo natural en esta época, las redes sociales son un medio de muy fácil acceso y que permite volver a rearmarse socialmente luego del impacto demoledor que implica una separación, en especial después de muchos años de pareja -opina Marcelo Soler, de 39 años-. Igual pienso que hay que hacerlo con inteligencia y no sobreexponerse. No es necesario hacer mucho énfasis en que uno de nuevo está ‘solo’ y ‘disponible'».
Marcelo admite que, si bien no modificó sensiblemente su perfil de Facebook al separarse, «sí mi participación y mi contacto directo se volvieron más fluidos que antes». De hecho, su actual pareja es fruto del reencuentro, redes mediante, con una excompañera de facultad. «En principio nos reencontramos a través de otros excompañeros con los que también me había contactado por las redes sociales, pero nuestra relación de pareja comenzó gracias al contacto que fuimos afianzando mediante las redes», dice.
Mercedes Fola, de 43 años, divorciada, observa que «en mis amigos varones que se separaron, el uso de Tinder y Happn es una cosa compulsiva. Lo usan todo el tiempo, dan like todo el tiempo y sus fines de semana son: ‘El viernes salgo con A, el sábado con B y el domingo con C’. Claro que cuando les pregunto el lunes cómo les fue, me dicen ‘un desastre’. Las mujeres en general le ponemos un poco más de fantasía, y terminamos saliendo dos o tres veces con un chico que conocemos en Tinder, hasta que nos desilusiona por completo».
«Hay cierto imperativo de época sobre las personas separadas, que necesitan desesperadamente volver a estar en pareja, pasando de largo el tiempo de tristeza que implica el duelo -afirma Davidovich–. Las redes sociales también ofrecen la posibilidad de taponar rápidamente esa angustia, salteando incluso la palabra, la seducción, el encuentro, y simplemente enfrentarse cuerpo a cuerpo».
«Existe un prejuicio fuerte sobre el hecho de que las redes sociales son para encontrar relaciones de poca profundidad, pero más allá de que el prejuicio tenga cierto sustento en la realidad -afirma Girona-, hoy en día mucha gente entabla relaciones a través de la tecnología y existen numerosos casos que superaron la «liviandad» que predomina en esta época y en las apps». Tengan hijos, o no.