En muchas ocasiones se presentan a la consulta sujetos que se encuentran frenados y/o paralizados frente a diferentes acciones.
Estas pueden ser estudiar, trabajar, amar, entre otros. Están detenidos en la acción y su ánimo se manifiesta desganado, con fuertes sensaciones de empobrecimiento interno.
Desde el psicoanálisis denominamos a esta situación subjetiva: inhibición.
Las inhibiciones, si no reciben tratamiento psicoterapéutico, suelen ser muy difíciles de superar. La capacidad deseante del sujeto se haya paralizada, sin movimiento.
El tiempo cronológico (del calendario) transcurre, y las inhibiciones se quedan congeladas, o peor aún, se agudizan.
En muchas oportunidades, se van sumando, una inhibición trae otra, y el sujeto queda cada vez más aislado de su deseo.
La función de un tratamiento psicoterapéutico, con orientación psicoanalítica, es entrar en las complejidades de la mente humana, para acercar siempre al sujeto a su deseo, permitiendo de esta forma que se convierta en acto.
Un sujeto ligado a su deseo, y este convertido en acto, es lo que permite que la vida se encienda y cobre sentido.