Estamos en duelo cuando en la vida se produce una pérdida (de una persona amada, de un trabajo, de nuestro lugar de residencia) ella nos ocasiona un profundo dolor y un enorme desinterés y/o apatía por aquello que nos rodea.
Durante el duelo nuestra energía, nuestra libido, se concentra en nosotros mismos y en la pérdida sufrida. Hacemos una retirada del mundo exterior y nos cuesta, o directamente no podemos ocuparnos de las cuestiones de la vida corriente.
Depende de qué pérdida se trate y de cuánto nos ha afectado el tiempo que nos llevará procesar así como también finalizar el duelo.
A este proceso se lo llama trabajo de duelo.
Cuando el duelo concluye podremos, paulatinamente, volver amar, a realizar nuevamente nuestros intereses y trabajar.
Debemos estar atentos, con nosotros mismos y con quienes nos rodean y observar si la persona queda detenida en el duelo, es decir en el dolor, en la tristeza por la pérdida y no puede salir del estado de ánimo doliente.
Si esto es lo que ocurre estamos frente a una patología: el duelo detenido.
Entonces tendremos que consultar y comenzar una psicoterapia porque la perspectiva es peligrosa para el sujeto.
El duelo detenido puede transformarse en depresión y /o melancolía, ambos cuadros muy sufrientes para quienes lo padecen.
A través de la escucha atenta del terapeuta y de la palabra de quienes nos consultan se podrá relanzar el trabajo de duelo, evitar la melancolización y ayudar a que la persona vuelva a ser un sujeto deseante.
Autora: Miriam Mazover
Psicoanalista. Fundadora y Directora Académica de la Institución Fernando Ulloa. Más de 34 años de reconocida trayectoria en el psicoanálisis comunitario. Es autora de numerosos artículos sobre psicoanálisis publicados en revistas especializadas y medios de comunicación. Junto a la Editorial Letra Viva promovió como Directora de Colección la escritura y la confección de múltiples libros. Fue postulada por el Ministerio de Salud de la Nación, en el año 2006, al Premio Nacional “Mujeres Destacadas de la Salud”.