Si un paciente entra en un estado de “urgencia subjetiva” podrá padecer ataques de angustia, momentos de mutismo o inhibición extrema, sensaciones de perplejidad y sinsentido, episodios de excitación psicomotriz e impulsividad, actings outs y/o pasajes al acto. En estos momentos, las clásicas intervenciones del psicoanálisis (el pedido de asociación libre, la interpretación) no resultan clínicamente eficaces…
Entonces, ¿qué hacemos? Te compartimos 5 recomendaciones valiosas
1) “Tomar de la mano, para no dejar caer” – Jacques Lacan
La principal labor analítica ante la urgencia es hacerle notar al paciente en estado de desestabilización que estamos-ahí para él. Ofertaremos una relación humana, previsible y confiable que haga, al decir de Winnicott, de “holding” -sostén-, que promueva la integración del Yo que se ha desmembrado momentáneamente.
2) “Frente al no hay tiempo, el analista propone: hay todo el tiempo” – Inés Sotelo
Ante la urgencia, debemos ser pacientes. Como analistas, apostaremos a brindar un tiempo para que el paciente pueda desplegar aquello de lo que padece, para que emerja el sujeto y pueda armar una trama propia. Inés Sotelo sostiene que “frente a la prisa por concluir que atraviesa a quienes participan de la urgencia, el analista propone una pausa, en principio para leer lo que acontece”.
3) “¿Por dónde comenzar?”
Es importante que el analista no se centre, por lo menos en un primer tiempo, en el episodio que desató la urgencia, porque allí hay un agujero, una falta de palabras, un sinsentido que el paciente -en principio- no podrá tramitar a nivel de lo simbólico.
Nuestra apuesta será hablarle de otros aspectos de la vida, con la finalidad de ir reconstruyendo la realidad psíquica (fantasma), las representaciones de su mundo, que abruptamente se han roto.
4) “La subjetivación de la urgencia”
La situación que suscita la urgencia irrumpe como algo del orden de lo ajeno. El desafío será que el sujeto que padece, haga el pasaje de esta extrañeza que lo embarga a un sentir que lo implique como propio. Para esto, le explicaremos al sujeto que existe una causa que desató la urgencia subjetiva. Lo haremos partícipe -porque así se lo comunicaremos- de que vamos a intentar, por un lado, comprender aquello que le ocurre y, por el otro, descubrir el por qué de aquello que siente de manera tan aguda y profunda.
5) “Del acto a la palabra”
El trabajo analítico con la urgencia en última instancia supone re-orientar al sujeto al marco de la palabra, en muchas oportunidades creando el terapeuta la propia maqueta de dicho marco. Así, se podrían realizar intervenciones del tipo: “cuando te aparezca la idea de lastimarte, me llamas”. Será el/la analista, a través de su función mediatizadora, quien ponga un tope simbólico, un borde al des-borde. Ricardo Seldes plantea que «el analista interviene de modo tal que un pasaje al acto pueda transformarse en un acto fallido».